M. Aurora hizo de su vida un sí incondicional al amor de Dios, al amor de su familia y al amor de los niños y jóvenes a los que sirvió durante su vida religiosa en el Instituto Calasancio.
M. Aurora nació en una familia cristiana. Es la tercera de cuatro hermanos. Nació en Cereixa, Puebla de Brollón, provincia de Lugo, el día 2 de octubre de 1937. En la Iglesia Parroquial de Cereixa recibió el bautismo y los primeros Sacramentos. Estudió en la escuela de su pueblo natal y conoció el Instituto Calasancio a través de su Director Espiritual y Párroco de su pueblo que supo descubrir sus dotes y cualidades para la educación y consagrará su vida al Señor como religiosa calasancia.
Ingresó en la Congregación en el año 1952 e hizo su formación inicial en Sanlúcar de Barrameda, provincia de Cádiz. La profesión perpetua la hace en el año 1959 en Daimiel, Ciudad Real. En esta comunidad permanece M. Aurora 6 años y ahí realiza sus estudios como maestra y se especializa en la rama de matemáticas y ciencias naturales. De ahí será destinada a distintos lugares de la Congregación en los que realizará con tesón y dedicación la enseñanza de las materias señaladas, además de su dedicación a la administración y dirección. Pontevedra, Madrid, Monforte, La Coruña, Vigo… Pasa también unos años cuidando a su madre anciana y enferma y a esta Comunidad de la Residencia Santa Marina ha sido enviada M. Aurora en el año 2011, fecha en la que los médicos le diagnosticaron problemas severos de circulación.
Mujer de gran rectitud y prudencia, cercana y atenta, reflexiva y discreta. En la educación de los niños supo conjugar la firmeza y la exigencia, la dedicación al alumno con la cercanía para saber transmitir lo mejor de sus conocimientos a los niños. Fue consciente de que esta sublime misión de enseñar es la obra más grande y necesaria para lograr la plenitud de la persona. Recordada como una buena profesora de matemáticas, supo transmitir no solo conocimientos y habilidades para la materia sino actitudes y valores capaces de formar integralmente a la persona y prepararla para todas las circunstancias de su vida.
En Monforte dejó M. Aurora honda huella. En un primer momento como profesora y más tarde como Superiora y Directora del Colegio “Divina Pastora”, misión que conjugó con la de Administradora Provincial durante más de 6 años. Siempre prudente, recta y fiel al trabajo bien hecho, atenta a las necesidades de las hermanas y de las personas con las que convivió. Caminó atenta a la voluntad de Dios en su vida y buscó al Señor con corazón sincero respondiendo a su querer. Afrontó con paz las decisiones que tuvo que tomar. Fue fiel en lo poco y el Señor le regala hoy el premio de una vida feliz para siempre.
M. Aurora vivió con sencillez y sin apariencias, dedicada a los niños, sirviendo al Instituto en distintas misiones que se le confiaron a lo largo de su vida, atenta a su familia, especialmente a su madre a quien cuidó hasta el final. Vida llena de hondura y de una vivencia de Dios que transmitía a los que se acercaban a ella. Al final de su vida fue visitada ella misma por la enfermedad que supo aceptar y afrontar con paz y con una actitud confiada en Dios, Padre bueno que sabe lo que nos conviene.
M. Aurora, damos gracias a Dios por tu vida y pedimos al Señor te acoja en sus brazos de Padre. Intercede ante Dios por todos nosotros, por el Instituto Calasancio, por tu familia. Que tu ejemplo anime nuestras vidas y podamos vivir cada día atentos a la voluntad del Señor. Que podamos repetir cada día con el salmista: “Dichoso el que camina en la voluntad del Señor”.
Su Comunidad, de la Residencia "Santa Marina" de Ourense
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